por Magdalena Faillace
Celebrar al libro me evoca la frase – no por repetida menos sabia- del Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.
El libro nos abre los ojos y nos afila la mirada para entender a los otros, para perdonar las miserias y admirarnos frente a la rebeldía creadora y la capacidad humana para trascender la injusticia o la muerte; desde Prometeo o Sísifo hasta nuestros días.
El libro nos pone alas, al permitirnos conocer el mundo sin movernos de nuestra aldea.
Porque nos acompaña en la soledad o en el aislamiento, y nos libera de las rutinas cotidianas, las que quitan sentido a la existencia.
El libro nos lleva a reencontrarnos con nosotros mismos en las pasiones y vicisitudes de la humanidad de latitudes y culturas diversas y lejanas.
¡Benditos sean los creadores que, a través del don de la palabra escrita, nos devuelven a la gracia de sentirnos vivos, aun en este panorama aciago de un planeta asolado por la pandemia!
Jueves a las 22hs. por radio Cultura FM 97.9
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